jueves, 22 de marzo de 2012

Sobre el eterno Ex

"Me está hablando mi ex", le dije a Kid Mandrágora para retomar una conversación que comenzaba a perderse por la vereda tropical. "Las mujeres hablan de los ex como si fueran uno mismo, independientemente de quien sea, siempre les importa la figura del ex". Nunca lo había pensado, pero tengo la costumbre de analizar detenidamente todo lo que me dice ese güey y llegué a la conclusión de que tiene razón.


En esta ocasión hablaba de un ex difícil de definir. No fue nunca mi novio, ni mi amante oficial, pero lo considero un ex porque cualquiera que sea el nombre que se le dé a los cuatro años de martirio que pasamos juntos, incluía sentimientos muy fuertes y que terminaron hace tiempo, ya es ex. La teoría suena muy convincente, lo sería más si esa llamada mientras hablaba con mi amigo no hubiera removido aquellos sentimientos muy fuertes a los que siguieron unos cuantos días de renovado martirio. Y es que esa es la bronca con los exes, dejan de ser algo preciso, pero son exes para siempre. Y un ex invariablemente nos deja con las ganas de lo que pudo ser, aunque olvidemos las razones por las cuales no se pudo.

A menudo digo que tal o cual me gusta para ser mi siguiente ex esposo. Divórcienos por favor. ¿Acta de matrimonio? No nos casamos nunca, jamás funcionaría, pero cumplimos con todos los requisitos para ser excelentes divorciados. Aparte, qué hueva tener marido.

Mi terapeuta y la de mi ex esposo dicen que no parecemos ex pareja, que nos expresamos sobre el otro como si se tratase de nuestro mejor amigo. Claro, Fabien ha sido el hombre más importante en mi vida, no lo voy a poner en el mismo lote que la larga lista de exes algo. Prefiero sacrificar todos esos buenos y malos recuerdos que hacen de un ex un personaje tan interesante y mantener a Fabien como un buen amigo. Porque también hay ex amigos, o amigos que actúan como exes. Los novios tiemblan ante el mejor amigo de la primaria o secundaria, y en mi caso, si no lo hacen, deberían. A Carlos, David y Gabriel les vale estrictamente madre con quien ande, pero cuidadito si ese pretendejo se mete con alguno de los tres. Son las reglas.

En todo caso yo siempre recibo los mejores halagos de mis exes. Religiosamente, seis meses después de cada truene te escriben un largo mail en el que te dicen lo buena que fuiste, lo guapa que te ves en facebook, lo mucho que extrañan tu sentido del humor, las veces que han soñado con volver a morderte el cuello. Todos sabemos que el mejor sexo se tiene con los ex novios y no es porque se trate de sexo desprovisto de sentimientos como suele pensarse. Al contrario, el amor remplazado por la nostalgia, el peligro e incluso la culpa, tres sentimientos que prefiero por mucho a cualquier atentado por escurrir miel, resulta excitante a más no poder. El error estaría por supuesto en agarrarse de eso para volver a una relación ya desprovista de cualquier cosa que pudiera sustituir a la nostalgia una vez que haya muerto por costumbre.

Pero sobre todo pienso que las mujeres adoramos a los exes por las mismas razones que a los príncipes azules: solo están en nuestra cabeza. La memoria es selectiva, la necedad una constante de la psique femenina. O piénsenlo amigos ¿apoco no son mejores exes que novios? o más bien ¿Apoco no los quiere más la ex?


2 comentarios:

  1. JAJAJAJAJA...Y DE LA RISA A LA INTROSPECCION...CHINGAOS!!!!!.......CUANTA VERDAD HAY EN TU BOCA AMIGA

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  2. eso no quita que llevo la mitad de mi vida enculada con ese wey... y no me da tanta risa cuando me lo topo jaja

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Pregunta, critica, opina... todo menos hacerme sentir que hablo sola. ¡Hey! zaz, creo que sí hablo sola...