miércoles, 20 de junio de 2012

Ni tan niña ni tan santa

SEGÚN UN ANÁLISIS DE LA NIÑA SANTA


Que desagradable es, el mirar una obra de arte con la imposición de alguna interpretación externa preconcebida. "La sonrisa de la Mona Lisa es misteriosa, hay teorías que afirman que se trata de la amante de da Vinci..." Yo considero una obra como un todo, un objeto completo emisor de un discurso independiente de su contexto. No utilizo aquí la palabra objeto al azar, se los advierto antes de que empiecen con que ni la música, ni el cine, ni la danza son objetos. He escogido el término para hacer una analogía con aquello que, en mi opinión, es lo más cercano a una obra de arte: un espejo. 

miércoles, 13 de junio de 2012

Dile que Alfonsina no vuelve


El estira y afloje había rendido sus frutos: esta vez habías prometido venir a verme. Y luego sucedió que moví cielo, mar y tierra para ir yo hasta donde estabas. 

   Hace un año ya habíamos terminado. Aquella vez llegaste a buscarme a un bar en donde me había reunido con mis amigos para despedirme de ellos, pues me cambiaría de ciudad. No me encontraste y corriste a mi casa. Habían pasado once minutos desde que Rodrigo me dijera adiós, sin querer besarme, cuando apareciste en la puerta de mi departamento. Nos dimos el beso más largo. Luego te quedaste dormido. "Hoy no sirvo como amante, si supieras cuantas horas viajé para verte...". Cuando desperté ya te habías ido. Encontré al pie de mi cama una pulsera que decía tu nombre, pero dijiste que no la habías dejado ahí a propósito. Dos semanas después, desde otra ciudad, te escribí para decirte que había arreglado las cosas con Rodrigo y que ya no quería verte nunca más. No respondiste.

viernes, 1 de junio de 2012

Flechas paso a paso


No sé si recuerden cuando les conté que voy a ser una flecha. Me faltó en esa ocasión contarles el choro de San Sebastián que tanto me gusta contar.

San Sebas era, o por lo menos eso cuenta la leyenda, arquero en Roma. Por convertirse al cristianismo fue condenado a ser acribillado con flechas por sus propios soldados, para lo cual fue atado a un árbol a las afueras de la ciudad. Después de que todos lo hubieran abandonado ahí, dándolo por muerto, Santa Irene lo curó y salvó su vida. Ella le explicó que nadie sabía que aún vivía, pero aun así Sebastián se presentó frente al emperador para aclararle que seguía siendo cristiano. Esto le valió una segunda condena de muerte, a palos. Una vez que sus verdugos se aseguraron de que estaba efectivamente muerto, lo aventaron a la cloaca máxima para que no se fuera de parranda. Entonces San Sebas se le apareció en sueños a algunos cristianos, quienes recuperaron su cuerpo y le dieron una santa sepultura.