viernes, 11 de abril de 2014

Plantas porque plantas


¿Se acuerdan cuando estresé un litchi y lo maté? Quedaba otro y no quise cambiarlo de maceta. Ya tengo que dejar de comparar mis plantas con mis amores, porque ese arbolito que dejé en su maceta se suicidó. Sí, me fui de viaje y cuando regresé ya no estaba en la orillita de la ventana donde lo había dejado, ay :(

En la maceta en la que había sembrado una rosa con una papa se secó la rosa, pero germinó la papa. Unas por otras, le quité el tallo seco y la dejaré crecer. La cambié a otra maceta y en esa puse una plantita de romero, pero también se me secó, soy una asesina serial de plantitas.

Lo bueno es que además soy una necia y hoy me fui al mercado de Mixcoac a comprar otras. Había ido con Gaby hacía poco pero no había comprado nada porque la señora del puesto me había dicho que buscara un lugar en mi departamento donde entrara resolana. Estuve busque y busque pero sólo le da un buen rato en la mañana a la pared del baño. 

¿Cómo poner plantas en la pared? Bueno, cuando compré mi refri venía con dos tablas de madera abajo, y nunca las tiré porque no me gusta tirar cosas. Agarré una y la pinté, y también pinté unas macetitas que tenía desde la fiesta de mi sobrina. 



Y las clavé una arriba de la otra. Para detenerla a la pared, usé la correa de una bolsa vieja. En la foto no se distingue pero le puse varios clavos, supongo que puede funcionar con un cinturón.


Y ya encarrerada, las colgué en la pared a la que medio le pega el sol y luego planté otras cositas por todo el depa. Si se mueren pues lo volvemos a intentar. No pasa nada...








miércoles, 9 de abril de 2014

Botella-candelabro y algo más

No sé por qué no sale en esta foto, pero esas botellas tienen velas blancas encendidas en el cuello.

Hace mucho tiempo que empecé a viajar, he estado diciendo adiós desde que tengo memoria. Cada cierto tiempo sucede que me harto de los lugares, las personas, los barrios y simplemente agarro mis cosas y me voy.

Me prometí dejar de hacer eso hace unos meses cuando por fin encontré este departamento. Poco a poco lo he ido llenando de muebles y de otras cosas que sería difícil agarrar cuando quisiera irme de nuevo. Pero como lo poco que tenía eran recuerdos de viajes, ya parece el tema de mi decoración. Y bueno, ya lo hago a propósito. 

Desde que empecé a escribir, hace como 20 años, siempre he imaginado que es como lanzar una botella al mar: parto de la base de que nadie la va a encontrar, y de que, si llegaran a leerme, de todos modos no podrían hacer gran cosa para salvarme. En eso pensaba el otro día mientras ponía unas velas en las botellas vacías que tanta fiesta en mi nueva casa me ha hecho acumular.

Entonces recordé que cuando me regalaron un montón de libros viejos había uno de viajes y batallas del que sólo pude salvar algunas páginas con mapas y manuscritos. Puse las hojas dentro de mis botellitas, ¿qué tal que un día sí me vienen a salvar? Ahí están mis coordenadas, ya naufragué en esta ciudad y no creo volverme a ir, o por lo menos no muy pronto.



Así que aquí lo tienen, una idea muy simple para reinventar un clásico. Y ya me voy porque estoy de malas. Adiós.