jueves, 18 de julio de 2013

Vuelve la loquera

Llevaba meses sin poner al día este blog, pero hoy, que tenía mucho que hacer, vi este post en Letroactivos y muy irresponsablemente dejé de lado mi trabajo, tomé un plumón y un libro de historia de Venecia que se deshojaba de sólo verlo y puse manos a la obra. Horas después tengo este pequeño esbozo de historia pegado en mi pared y mucho trabajo acumulado. Lo titulo Ficción perrona. ¿Qué les parece?


JUEGOS. El juego constituía el silencio y el amor, convertido en una pasión, una forma de existencia: la certidumbre de sufrir lo imprevisible y sin duda una enorme apuesta, un juego fascinante.


Tras un café, no había un miembro cubierto. Deseaban jugar abiertamente a los extraños, se fundían osando posturas y complejas combinaciones. Eran poco ostensibles pero no podían cerrarse los ojos.


Entre ellos, en efecto, sobre el pecho ardiente el amor era nulo. Convertido en ricas fornicationes.


Tras un encuentro muy breve, sola, con los temores y mil mensajes personales de Europa, vivía por el retorno de Marcos, a sus pies. Para permanecer, por lo menos, lejos.


Semejante a sí misma, siempre fue anfibia. La recorrían ellos, los marineros, y escribía sobre el agua.


Se entregó a mil hombres que la penetraron en una noche y en desorden.


Había logrado conservar relaciones pero no estaba dispuesta a que otro la protegiera. Insistía en permanecer ajena. Acrecentaron los temores de hallarse comprometida. Pese a que le rogaban, debía sufrir.



Con la esperanza de castigar hombres seriamente decidió su huida. Empezaba dramáticamente la destrucción.


CONTINUARÁ...

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